Algunos artesanos llegaron desde La Pampa mostrando su arte en cuadros, otros, de más cerca, asegurando que sus vinos y sidras son las más exquisitas del valle. Y a pesar que muchos buscan una buena cerveza, también están los que afirman que no hay como un buen jugo de frutas que “no tomarías en casa”.

Mujeres que con un pedazo de tela y agujas confeccionan desde un mullido almohadón hasta ropa y delantales para todos los oficios.

Una fiesta donde incluso cantan los que no tienen escenarios, como es el caso de Alejandro Salinas que fabrica sus propios instrumentos para ofrecer, a un costado de un bins, música a la gorra.

Abuela/os y nieta/os también tuvieron su lugar en una cancha de bochas donde hubo desafíos a la hora de competir y compartir un antiguo juego que promete unir generaciones.