Cuchara en mano, las mujeres ganan terreno en la construcción
Una ordenanza municipal, en Viedma, asegurará el cupo femenino en las obras públicas.
Hilda Calfupan llega cada día en su bicicleta a trabajar al obrador de las 78 viviendas. Igual que ella, ahora las mujeres están en condiciones de exigir el cumplimiento de la igualdad de género y la reducción de las brechas en el ámbito de la construcción.
Esta posibilidad laboral, pensada habitualmente para hombres, surgió de un acuerdo entre la Unión Obrera de la Construcción (Uocra) y el Concejo Deliberante. Y a instancias del concejal que impulsó el trámite, Leandro Massaccesi, ya tomó forma de ordenanza.
La iniciativa llegó a los ediles con un corto historial. En la actualidad los niveles de ocupación del sector femenino son ínfimos, aunque por gestión de la seccional gremial, tres años atrás unas 17 mujeres de Viedma y General Conesa se transformaron en pioneras dentro del rubro. Desde Río Colorado, acompaña una cooperativa de trabajadoras.
Desde el 2015 hubo capacitaciones. Dieron lugar a la apertura de una bolsa de trabajo para el género que implicó un antecedente único en esta ciudad y, según los miembros de la Uocra, la experiencia inicial obtuvo resultados altamente positivos tomando en cuenta la calificación de las obreras respecto a su tarea.
Durante la presentación oficial en el recinto se destacó que los empresarios quedaron muy conformes con el desempeño en obra, sobre todo en lo referido a terminaciones, pintura y detalles de finalización.
Obtuvo acogida favorable y, de aquí en adelante, la comuna viedmense tendrá que promover acciones para que en todas las obras públicas –sean financiadas con fondos propios, provinciales, nacionales o internacionales– las empresas garanticen su contratación en forma equitativa.
La obligatoriedad sólo corre para las obras públicas y no las privadas; en tanto que las mujeres asumen su primer responsabilidad desde la categoría inicial de ayudantes. Luego podrán ir ascendiendo con cursos de capacitación.
En forma oficial, se aseguraron de que gozarán de los mismos derechos y estarán sujetas a las mismas obligaciones aplicables a los obreros de la construcción, de acuerdo a las categorías de ayudante, medio oficial, oficial, oficial especializado, sereno y capataz.
Massacessi mencionó que la desigualdad que se ha reiterado a través de los años, en todos los ámbitos, ha postergado a la mujer en el reconocimiento de sus derechos y de sus intereses. En la actualidad, distintas instituciones en los ámbitos civil y de familia han evolucionado equiparando derechos entre el hombre y la mujer.
“Comencé con esto porque mis amigas bromeaban con que yo era mantenida por mi marido”, cuenta a “Río Negro” Hilda Calfupan. La mujer era la única del grupo de amistades que no trabajaba, entonces las chanzas iban y venían, sobre todo porque la veían que “se lo pasaba encerrada en las cuatro paredes de su casa”.
En realidad, la albañilería no le resultaba extraña. Su esposo, Roberto Briones, y sus hijos –ya mayores– están en el ramo.
Ya convencida concurrió al local del gremio de la construcción, se anotó como voluntaria y a las pocas semanas ya estaba trabajando junto con otra compañera. En el poco tiempo que lleva en la actividad ya aprendió a pegar zócalos, azulejos y a realizar tareas vinculadas a la construcción en seco.
Hilda no cree en la competencia con el hombre y, en ese sentido, pone de manifiesto que “los compañeros son todos excelentes personas y todos me tienen respeto” y se nota un buen clima de trabajo con su presencia.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos del 10 de diciembre de 1948 establece en su artículo 23º que “toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo y a la protección contra el desempleo”.
También que el acceso a los puestos de trabajo debe darse sin discriminación alguna y que el salario debe ser el mismo para todas aquellas personas que cumplen funciones en el mismo puesto de trabajo.
El proyecto se apoyó además en el artículo 14º de la Constitución nacional, en lo referido a que “todos los habitantes de la Nación gozan” del derecho a “trabajar y ejercer toda industria lícita”.
Y el 14º bis añade que “el trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes, las que asegurarán al trabajador: condiciones dignas y equitativas de labor; jornada limitada; descanso y vacaciones pagados; retribución justa; salario mínimo vital móvil; igual remuneración por igual tarea...”.