El último picado de Nico, un drama que sacude a San Antonio
Fue al apoyarse en el alambrado. Falta de controles, negligencia y descuidos quedaron a la vista y movilizan a la comunidad
El 23 de febrero de este año una tragedia sensibilizó a todos. E instaló con crudeza que la falta de controles, descuidos o negligencias pueden arrebatar vidas. Fue en el club Racing. Una entidad deportiva de barrio, similar a otras que abundan en toda la región. Con instalaciones forjadas en tiempos de esplendor y qué hoy, más que perdurar, resisten. Aunque en este caso ya ni eso, porque fue clausurado por la Justicia para investigar responsabilidades.
Allí perdió la vida Nicolás Gutiérrez, un adolescente de 17 años. Ese viernes tenía turno en la cancha de fútbol 5 para un “picadito” con amigos. Jugarían de 21 a 22, con pibes de su edad y algunos un poco más chicos.
El día era caluroso. Para que no se levantara polvo, los que alquilaban el predio habían regado. También encendieron las luces porque la noche comenzaba a despuntar. Todo fue diversión durante 20 minutos. Pero a las 21:23 los pibes vieron que Nico se había quedado “pegado” al alambrado de la cancha. Tenía sus dedos aferrados al cerco y permanecía rígido. Enseguida advirtieron la electricidad, y en la desesperación por ayudarlo sin quedarse “pegados” trataron de separar sus manos usando los botines y un cinturón. Finalmente, el cuerpo de Nico cayó. Una ambulancia llegó para asistirlo. Pero la reanimación que recibió allí ni la que siguió en el hospital logró revivirlo. Los médicos indicaron que por el shock eléctrico sufrió un paro cardiorrespiratorio.
Luego, Criminalística determinó qué lo que provocó la electricidad fue el mal funcionamiento de las columnas de alumbrado del campo de juego, que irradiaron la energía.
Ahora la justicia avanza. La fecha para la formulación de cargos por la muerte de Nico se conocerá en breve. Ya notificaron a las dos personas que podrían quedar imputadas. Héctor Rubén Barilá, que es el presidente del club, y Paulo Sandoval, que alquilaba la cancha donde se electrocutó el joven. (Ver recuadros)
La fiscal Mariela Coy dijo que se descubrió “la fuente de la pérdida de corriente que llegó al alambrado del campo de juego”. Estaba en “la columna de alumbrado, donde había cables sueltos, sin aislar”. El dato surgió de la última pericia en la cancha.
“Es un hecho trágico, terrible, que levantó a una sociedad entera” dice Patricia Campos, la mamá del joven. “¿Cómo un chico va a morir electrocutado en una cancha de fútbol?” preguntó con dolor. “No había un disyuntor. Encima mojaron todo. Y después de Nico jugaban otros 10 chicos. Podría haber costado mas vidas” reflexionó ahora.
El jueves pasado, esos cuestionamientos fueron parte de su exposición ante el Concejo Deliberante, antes de que se diera por culminada la sesión a la que se convocó para interpelar sobre el caso al intendente Luis Ojeda, que no se presentó.
“Tenía la esperanza de que estuviera” confió la mujer. “Esperaba un acto de humildad y de humanidad del señor intendente. No sé como no pudo presentarse a una cita cuando se lo estaba llamando para aclarar las cosas. Se siguen manejando mal. Lo hicieron antes, y lo siguen haciendo después de la muerte de mi hijo” se lamentó.
Familiares, vecinos y allegados marchan el 23 de cada mes, reclamando por un pronto esclarecimiento del hecho.
La complejidad del caso requirió que la Justicia lo abordara desde dos planos. Uno para dilucidar qué pasó en la cancha, y determinar quiénes fueron los responsables. El otro, para indagar sobre la posible negligencia de aquellos funcionarios que debían controlar al club.
La fiscal Mariela Coy tiene en la mira al presidente de Racing, Héctor Barilá, y quien alquilaba la cancha, Paulo Sandoval. Respecto al presunto incumplimiento de funcionarios públicos, el tema está en manos del fiscal Juan Peralta. Hasta el momento, su mirada apunta sobre Nicolás Murgiondo, el titular de Inspección General, y también sobre el intendente Ojeda.