El plomo abandonado en SAO no estaba sólo en la superficie
Un geólogo analizó por qué la firma que debía remediar los metales pesados dio por finalizado el contrato sin completar el saneamiento
¿Por qué la empresa Taym, que debía remover el plomo y otros metales pesados abandonados hace décadas en el acceso a esta ciudad, no logró completar la obra?.
Para el geólogo local Renzo Bonucelli la falla provino de otra firma, la consultora URS Corporation, que fue la que se ocupó de medir la cantidad de escoria y ofrecer un plan para sanearla.
Nota Relacionada: Juntan firmas para fortalecer el amparo por el plomo en SAO
“Hubo un error de cálculo del suelo a remediar, y no se contempló tampoco el proceso geoquímico de los distintos metales”, opinó Bonucelli.
En consecuencia, el contrato que posteriormente se firmó con Taym “finalizó sin que pudieran removerlo todo, porque hallaron mucho más material”.
¿En qué se fundó esa falla de cálculo?. Para el geólogo “URS consideró que los depósitos de escorias se mantenían dentro de la zona de oxidación. Es decir, sólo en la capa superficial (de suelo) de las áreas impactadas” .
Sin embargo el experto explicó que “esto no es así. La contaminación llega hasta el agua existente bajo la superficie (de cada pila de plomo). Es decir, hay contaminantes del nivel freático para abajo”. Esos acuíferos no desembocan de manera directa en el mar. Pero esa polución puede propagarse mediante escorrentías provocadas, por caso, cuando llueve.
Nota Relacionada: Piden las obras de remediación por plomo
De allí que Taym al empezar a remover y eliminar el plomo, detectó la incidencia de una gran cantidad de otros metales asociados a éste. Como el zinc, que, además, fue incrementando su presencia a medida que la remoción avanzaba.
“Esto es por la geoquímica de cada mineral. El plomo, por ejemplo, no es móvil, se mantiene en la zona de oxidación (superficie). Pero el zinc se mueve mucho y continúa hacia abajo, enriqueciéndose al alcanzar el nivel freático. Es decir, aumentando su concentración a medida que se aproxima al agua”, explicó el técnico.
Lo cierto es que hoy, para el profesional, “se necesitarían cerca de 3.000.000 de dólares para completar la tarea (de saneamiento total) que quedó inconclusa”.
De hecho, como forma parte de la multisectorial de vecinos que se ocupa del seguimiento del tema, actualmente Bonucelli está trabajando ad honorem en la confección de un modelo geoestadístico.
Se trata de un estudio que busca determinar cómo quedó la composición de metales pesados en la pila que está justo en el ingreso, cerca de donde antes se hallaba el monolito conocido como “La Estanciera”.
Es la más grande de las existentes. Y, para el experto, en ella “quedarían remover 3 o 4 metros más, para sacar todo el material hasta el nivel freático”. Luego, para recuperarla por completo, “habría que determinar el uso que se le daría al suelo. No sería un uso civil. Habría que pensar en un gran espacio verde, tratado de una manera que garantice su sanidad”.
La realización de esa geoestadística contaría con el apoyo de la Universidad del Sur, de Bahía Blanca.
“Fui docente de esa casa de altos estudios y un ex alumno mío que actualmente es profesor de la cátedra ambiental cooperaría”, relató Bonucelli.
Mientras tanto, su panorama sobre cómo quedaron las cosas tras la remediación inconclusa es alarmante.
“De acuerdo a los resultados obtenidos hasta ahora, en la pila 1 (zona ex monolito Estanciera) la mayor parte de la superficie expuesta aún arroja valores por encima de las máximas permitidas, sobre todo en el caso del zinc. Hay todavía miles de m3 para remover si queremos recuperar el suelo afectado”, alertó el hombre.
“Además –agregó– aún resta remediar por completo la pila 2 (cercana a la pila 1) , la pila del Autódromo y la parte más importante de la zona de la fundición”. Esa zona a la que alude Renzo es la que corresponde a dos manzanas en las que, a través del tiempo, se levantaron casas. Allí se realizaron acciones de saneamiento, aunque en muchos casos mediante una modalidad distinta a la que indicaba el pliego presente en el contrato.
Sin embargo, las veredas y calzadas no fueron remediadas, aunque recientemente la Justicia federal ordenó sanearlas, para completar al menos esa parte de la obra.
La llegada de Nación para buscar una salida alienta expectativas de encontrar un solución definitiva al grave problema de la ciudad.
• La contaminación que provocan los metales pesados se difunde a través del aire. Las partículas tóxicas se respiran junto al polvo en suspensión.
• En el caso de los niños, su incidencia es más nociva porque su organismo metaboliza el plomo como si fuese hierro, y lo incorporan a sus huesos, que están en formación.
• Entre las enfermedades que desencadenan estos tóxicos figuran dolencias en los riñones, la médula ósea y trastornos asociados a la alteración de las funciones cerebrales, como problemas de atención, comportamiento, bajo coeficiente intelectual y dificultades de aprendizaje.
• Varios estudios determinaron que la plombemia (plomo en el torrente sanguíneo) es moneda corriente entre los niños de la ciudad. El primer muestreo se desarrolló en 2005, sobre 200 chicos. Los datos que arrojó fueron preocupantes. 8 años después, sin embargo, el panorama se complicó, porque hubo una re lectura de esos datos. Es que el Centro para el Control y prevención de Enfermedades (CDC) bajó el porcentaje de metales en sangre considerado admisible. Con ese parámetro, se re consideró lo arrojado por el 64% de esos menores (actualmente jóvenes), que , al momento de ser examinados, manifestaron niveles de altísimo riesgo.
• En 2013 se efectuaron nuevamente 479 estudios para la determinación de plomo en sangre y 51 de orina, para evaluar la presencia de arsénico, que es considerado un metaloide.