CÁNCER INFANTIL Y ADOLESCENTE: “NUESTROS NIÑOS NECESITAN CONTENCIÓN DEL ESTADO”
La presidenta de la Fundación (ANYARC), Sandra Velázquez, habla sobre temas que todos debiéramos conocer, transmitir y concientizar
La presidenta de la Fundación Ayuda a Niños
y Adolescentes de Río Negro con Cáncer (ANYARC), Sandra Velázquez, habla sobre
temas que todos debiéramos conocer, transmitir y concientizar
Nos recibe Marta, una voluntaria, ‘están en su casa, póngase cómodos, Sandra ya viene‘. Prepara unos mates y sentimos ese clima de hogar, cálido, acogedor, y una armonía que no esperábamos al visitar una sede por donde pasan tantas emociones fuertes.
La Fundación ANYARC (Ayuda a Niños y Adolescentes de Río Negro con Cáncer), es
una Organización No Gubernamental (ONG) con sede en la localidad de Viedma y
tiene como objetivo acompañar de manera integral al niño y adolescente
rionegrino con cáncer y a su familia, a lo largo de las distintas etapas de la
enfermedad.
Surge en el
2012 cuando es diagnosticado el hijo menor de Sandra, de un osteosarcoma,
cáncer de hueso. ‘Nosotros nos debemos ir en forma inmediata a Buenos Aires y
allí estuvimos un año en tratamiento. Durante ese año siempre pensamos que
podríamos llegar a hacer. Uno empieza a vivenciar todas las carencias que tiene
en su lugar, desconocíamos todo del cáncer infantil‘, explica.
El comienzo
Cuando regresan a Viedma, en el 2013, en febrero comienzan a buscar otras familias a través de los medios y fueron encontrando que eran muchos e iniciaron una campaña de junta de firmas para traer a un oncopediatra a Viedma, porque no existía esa especialidad en la provincia. ‘En tres meses juntamos 25 mil firmas aproximadamente, y fue así que a fines de ese año, en agosto-septiembre, comenzó a llegar el doctor Horacio Caferri, quien actualmente sigue viniendo una vez por mes a realizar controles a los pacientes que ya hicieron la primera etapa de tratamiento‘, remarcó Sandra.
En el momento de la formación de la Fundación se encontraron con muchas
falencias, entre ellas la más complicada, la económica, de hecho la Fundación
comenzó su sede en el quincho de la casa de la familia de Sandra porque
carecían de recursos para costear un alquiler. ‘Hasta el día de hoy seguimos
sin tener todos los recursos‘.
Otra de las barreras que encontraron en la formación de la entidad fue la falta
de conocimiento de la enfermedad, lo que generaba desconfianza y miedos en la
gente.
El objeto que tiene la institución es acompañar de manera integral a niñas,
niños y adolescentes rionegrinos con cáncer, pero también a su familia.
‘Nosotros lo que hacemos, desde que aparece la sospecha de tumor, es
inmediatamente acercarnos a esas familias y ofrecer nuestros servicios, que va
desde el acompañamiento en la gestión de trámites, en la preparación que debe
llevar en caso de emergencia, como por ejemplo tener preparado una valija, un
termo, ropa de cama, ropa de primera necesidad para salir enseguida‘, dice.
Al consultarle acerca de cuándo y cómo surge ese primer contacto, Sandra nos
cuenta que tienen distintas maneras de recibir mensajes, generalmente la mayor
parte llegan través de la página de Facebook. ‘Cuando es fuera de Viedma, otra
localidad, donde nosotros tenemos familias de referencia, nos llaman y avisan.
Si no, nos llega la mayoría de las veces a mi celular personal, por alguien que
conoce la fundación. Inmediatamente lo que hacen es mandarme el número de
teléfono, y ahí comienza mi trabajo de llamar, etc. Esto nos lleva un tiempito,
porque hay familias que aceptan inmediatamente, otros por desconfianza o
desconocimiento no saben quiénes somos, pero a la larga siempre nos encontramos
con esa charla por teléfono y así es mi acompañamiento semanalmente‘, confiesa
Sandra.
Cuando las familias, o los pacientes y acompañantes llegan a Viedma los reciben
los voluntarios, ‘el que pueda‘. ‘Nosotros en estos momentos tenemos un número
de voluntarios ideal. La ayuda que nosotros estamos necesitando en voluntariado
son profesionales. Por ejemplo, necesitamos un sicóloga infantil, una psicóloga
de adultos, que pueda trabajar familias en duelo, una asistente social que nos
ayude con las encuestas sociales, informes, etc., que eso lo estamos haciendo
nosotros por ahora. Pero lo hacemos porque no lo tenemos y no nos queda otra‘,
dice Sandra.
En redes sociales se ven agradecimientos, saludos, pedidos, y Noticias quiso
saber si la gente responde solidariamente: ‘Sí, nosotros al principio nos costó
esto por la cuestión que generaba la palabra cáncer. La gente de por sí, todos,
en algún momento le tuvimos miedo a esa palabra. Por una cuestión de educación,
de información, de tabú, y después una vez que uno la conoce y ha tenido la
posibilidad de que un familiar se salve y sobreviva, que pueda continuar, la ve
de otra manera‘.
Un porcentaje para concientizar
La Fundación
también tiene el propósito de mostrar que no todos los chicos mueren, que hay
un porcentaje que se salva y que son más del 70 por ciento.
Respecto a los niños que pasaron y pasan por esta enfermedad, consultamos sobre
el después, lo que sobreviene al alta en cuanto al tratamiento. ‘Muy poca gente
se ocupa, generalmente se los deja solos, porque no se entiende que esa persona
va a estar de por vida en un continuo tratamiento en cuanto a controles,
exigencias, que no son normales para nadie, pero que están obligados a
hacerlo‘.
Esfuerzo propio
Con ellos trabaja la doctora pediatra Alda
luppi, el doctor Horacio Caferri que es oncopediatra, y el doctor Luis Nievas,
hematólogo. ‘Lo que hacemos es pedirle el acompañamiento para las jornadas. La
idea no es trabajar el tema en profundidad, sobre todo cuando se trabaja con
niños, sino dar a conocer e invitarlos a que puedan compartir con las familias
folletería de los signos de alerta de la enfermedad. Se hace todo una especie
de juego, como por ejemplo con el uso de barbijos, colocándoselos, para qué
sirven, qué sensaciones tienen, y de esa manera hacemos un acercamiento hacia
el contacto que van a tener con ese niño cuando llegue, que ya llega con el
barbijo puesto‘.
El Estado
La colaboración que reciben del Estado es un aporte para el alquiler de la sede, que se lo otorgaron desde Desarrollo Social de la Provincia.
‘Nosotros tenemos muy poco acercamiento al Ministerio de Salud Pública, no
tenemos acompañamiento ni para las jornadas escolares, donde por invitación de
instituciones nos acercamos y brindamos charlas de sensibilización a los niños.
Hacemos campañas que son de gran utilidad cuando el niño es diagnosticado y
puede regresar, nos acercamos a la institución escolar donde va a participar
ese niño o a reinsertarse, a informar, a hablar con los docentes, el equipo
directivo, con los chicos. Tratando de allanarle un poco el camino a ese niño‘,
cuenta Sandra entre mate y mate.
Estadísticamente Río Negro se sigue manteniendo dentro de los números esperados
en casos diagnosticados, pero eso no significa que por esa razón nosotros no
tengamos que ocuparnos como sociedad, como Estado.
‘Hay que ocuparse de los niños y de los adolescentes, que en nuestra provincia
es una deuda pendiente y se tienen que ocupar. Y no solo del niño que es
diagnosticado de cáncer. El futuro de nuestra provincia está descuidada‘.
Sandra expresa con preocupación: ‘Hace tiempo tenemos que ir pensando que
nuestra provincia se merece tener un centro de alta complejidad especializado
en enfermedades que afectan a niños y adolescentes, y que todo tipo de
tratamientos se pueda realizar en nuestra provincia‘.
La Fundación visualiza una falta de acompañamiento cuando un hijo es
diagnosticado de cáncer, se vive en soledad, con desarraigo, y se resiente esa
familia, ya que al ser ese niño o adolescente derivado tiene que arreglarse con
recursos propios o comenzar un periplo de trámites ante organismos, obras
sociales, desde lo económico, desde lo emocional, ya que se separa una
familia.
Los centros a los que son destinados los niños o adolescentes pueden ser Bahía
Blanca, o Buenos Aires, si residen en la zona Atlántica de la provincia, o
Neuquén si residen en la zona Sur.
En la provincia
Es la única
ONG que hay en la provincia de Río Negro, y asiste a todos los niños que se
comunican con ellos sean de la localidad que sean.
‘Nuestros niños necesitan contención por parte del Estado, porque hoy
tenemos que estar peleando para que desde el Estado nos ayuden a que a una
familia se le paguen los pasajes para poder visitar a su hermanito al Hospital
Garraham cuando a nosotros como fundación no nos alcanza. Eso es abandono‘.
‘Por ley y por los acuerdos que están en las leyes nacionales, los acuerdos con
la Convención sobre los derechos del niño están aceptados y avalados por
nuestro país y por nuestra Constitución Nacional y la provincial, y aun así
nuestros niños pasan las peores de nuestras necesidades‘.
Desde hace años la ONG está llevando a cabo un relevamiento estadístico, de
recorrido de pacientes, registrando cuánta tardan los niños para llegar a un
centro de alta complejidad, siendo que esta función debiera estar a cargo del
Estado, tal lo cita la Ley nacional de Salud Pública Nº 23.611.
Educación
‘El sistema
tradicional de Educación sigue expulsando a nuestros niños‘, y esto se da entre
los 13 y los 18 años. Adolescentes que quedan desfavorecidos en ese sentido, ya
sea en educación, salud, acompañamiento, porque el adolescente ya no se
incorpora al área de Pediatría, que sería la parte interdisciplinaria que tiene
el pediatra por naturaleza esto de la convivencia, el trato más cercano, el
carisma. Eso hace que los niños tienen una atención en equipo, hasta los 14
años y 11 meses los niños son tratados en ese grupo, pero ya pasando esa edad
los jóvenes pasan a ser tratados como adultos, perdiendo la parte
interdisciplinaria de contención.
‘Ese adolescente queda desprotegido también en educación, porque desde el
sector de educación tampoco interviene en ese sentido, si el chico o chica
pierde el año de secundaria, o no puede seguir el ritmo a los demás, y es
cuando se termina frustrando doblemente, ya que no solo está limitado por la
enfermedad sino que además lo limitan desde la educación al no poder asistir
regularmente a la escuela o colegio‘.
Los adolescentes sufren en su estado de ánimo más que los niños, son más
inestables en cuanto a sus estados de ánimo, pierden contacto social habitual,
y al no ser reconocido por Educación y no ser tratado a tiempo, lamentablemente
hay un alto porcentaje de adolescentes que sobreviven al cáncer, pero posterior
a eso se suicidan al caer en una frustración tal que derivan en depresión, ya
que al llegar de su tratamiento se sienten que los han sacado del sistema. ‘No
saben cómo tratarlos, hay personas que por miedo los aíslan, no hay
herramientas para buscar una contención desde la educación. En Río Negro no hay
escuela domiciliaria, no hay escuela hospitalaria. Nuestra fundación está
trabajando en un proyecto para una escuela hospitalaria, ya estamos ultimando
los detalles‘, remarca.
La enfermedad, el cáncer, desde su diagnóstico y todo el proceso del
tratamiento afecta mucho al paciente física y psíquicamente, no solo a ellos
sino a su entorno más cercano, del cual los integrantes de la fundación forman
parte. Le preguntamos a Sandra cómo se cumple este rol de acompañar, de estar,
de dar, con buenas y malas noticias en algunos casos. ‘Eso aflora con nuestros
hijos, cuando los ve luchar. El que ha tenido la oportunidad de ver a un niño o
adolescente luchar contra el cáncer, realmente ve que todo lo que hacemos va a
servir. Desde el momento que aparece la sospecha los chicos tienen una forma
muy particular de ver la enfermedad, aun sabiendo la verdad, ellos luchan como
nadie. Ellos nos enseñan que a pesar de su sufrimiento ellos pueden pensar en
los demás y hacer cosas para que los demás estén mejor. Tienen ese amor tan
intenso de cómo viven, que hasta preparan a su familia cuando deben partir.
Cuando veo un niño diagnosticado, lo que veo ahí es esperanza, es lucha, es
amor, y todo eso hace que todo lo que ellos necesitan lo conseguís‘, expresa.
Hay distintas formas de ayudar, no necesariamente siendo voluntario las 24
horas, se puede ayudar desde diferentes lugares. Como asegura Sandra, quien
ayuda no se arrepiente jamás, ‘la sensación de sentirse parte de la lucha de
nuestros niños tiene una recompensa inmensa‘.
Toda esta fuerza que vivencia Sandra, su equipo de colaboradores y
profesionales, hacen pensar, ¿cómo no vamos a tener un tiempo o un poco más de
energía para dar?
La enfermedad existe, está entre nosotros, y no tiene fronteras. Mientras más
nos informemos de la enfermedad, más posibilidades tenemos de exigir una
atención de calidad, de exigir a los gobiernos que aporten a la investigación
científica para que el día de mañana esta enfermedad encuentre la cura.
Para comunicarte con la
Fundación: www.facebook.com/fundacion.anyarc
TEL: 2920 61-6588
Lidia Sicardi